miércoles, 12 de septiembre de 2007

La estupidez del ser humano.

Siempre hubo dudas por saber si el tipo de negocios donde aquella pareja estaban metidos eran realmente legales o no.
A primera vista no había ningún indicio de que aquello fuera algo de estilo mafioso a pesar de que los contratos eran sospechosos de estar salpicados de múltiples "comisiones" y prevendas.

Aquella noche del año 1979 así lo debieron pensar los clientes que tenían delante de ellos y lo que es peor, pensaban que ellos no habían recibido nada y trataban de averiguar, si no la realidad de las "comisiones", si algún secretillo que pudieran guardar sobre su trabajo.

Cinco comensales a la mesa:

Katarina, yugoslaba, su marido Caretti, italiano, Nikita, ruso de nacimiento y brasileño de crianza, Mc Cain y Choco, españoles..
Los tres primeros representaban en mayor o menor grado al cliente del proyecto y los dos últimos al proveedor.
La cena fue de estilo yugoslavo donde no faltó ningún manjar de ese país que se pudiera encontrar en la ciudad de Sao Paulo.
Mc Cain y Choco no podían ni imaginar lo que les esperaba aquella noche.
La comida propia de un sultán.
Los excelentes vinos corrieron como si fuera agua y sin hacer mella en ninguno de los comensales. Los postres abundaban por su dulzura y delicadeza en su preparación.
Después, café, puros habanos y para terminar vodka ruso en abundancia.
Después descubrimos que el vodka era la droga que los tres "secuaces" habían preparado para hacer hablar a aquellos "corderitos".
Todos bebieron en abundancia pero lo que nadie sospechaba es que mientras a los "secuaces" les sentó como un tiro, los "corderitos" ni se enteraron. Como resultado, la "melopea" fue mayúscula especialmente en el caso del que mas debía de haber soportado el tirón, Nikita.
El italiano, Caretti, aun tuvo el coraje de ayudar a llevar a Nikita a su casa auxiliado por Mc Cain y Choco.
Al llegar a la casa de Nikita la noche había refrescado, era tarde, pasaba de las dos de la madrugada. Las ventanas, correderas de aluminio, estaban abiertas.
Nikita sintió frío.
Se aproximó de la ventana del salón y la cerró de un golpe seco, como si tuviera rabia por alguna circunstancia imprevista .
Solo un pequeño problema enturbió lo que debería ser una noche tranquila.
En el momento de cerrar la ventana Nikita olvido de retirar su mano izquierda, con la que se sujetaba, del marco de la ventana que acababa de cerrar con rabia.
El resultado no pudo ser peor.
Un gran dolor recorrió todo su cuerpo.
Su mano izquierda dejo de tener sensibilidad.
Después de algunos interminables segundos Nikita reaccionó y agarró lo primero que encontró a su alcance, un destornillador.
Se volvió lentamente como si fuera una película de terror y mirando fijamente a Choco grito:
- ¡Has sido tuuuuu!
Choco no podía salir de su asombro. Todos habían presenciado lo sucedido pero nadie respondió a la acusación.
Una loca persecución comenzó.
Nikita blandía el destornillador y Choco corría por todo el apartamento evitando la puñalada fatal que pudiera hacer terminar en trajedia la noche.
La persecución comenzó por el apartamento y continuó por las calles de Sao Paulo y no solamente protagonizada por Nikita y Choco, ahora también participaban :Mc Cain y Caretti que no se sabe si intentaban parar los instintos asesinos de Nikita, mediar en la contienda o simplemente certificar el futuro deceso de Choco.
Después de mucho correr Nikita se agotó en su loca carrera y volvió a su casa con la mano izquierda con múltiples fracturas.
Pueden imaginar lo que fue para Choco trabajar los meses siguientes con un equipo tan "bien avenido".
La desaparición de los efectos de los vapores etílicos no fue suficiente para que la suspición también desapareciera.
Veintinueve años después Choco sigue cargando con la culpa de aquel magnicidio y rezando para no revivir el reencuentro de aquella noche con Nikita.

La estupidez no tiene limitación, precio, bandera ni cultura, es general del ser humano, sólo del ser humano.

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