martes, 1 de abril de 2008

Lucifer ataca


Descendía tranquilamente por aquella calle deforme empedrada hacia cinco siglos. Era en la ciudad de Trinidad, la tercera fundada en Cuba y actualmente “Patrimonio de la humanidad”.

Los españoles se llevaban el oro de América hacia España y en el viaje de vuelta, para mantener la estabilidad de las naves, volvían cargadas de piedras que eran utilizadas para empedrar las calles, ¡ increíble !.

Aquella tarde en lugar de comprar un recuerdo en los muchos mercadillos de artesanía, más de una vez, pensé simplemente en echarme una de aquellas piedras al bolsillo y si no lo hice fue porque el título de “Patrimonio de la humanidad” me hacía pensar en los trabajos que habían pasado los constructores de aquellas calles con cinco siglos a sus espaldas. Habría sido como robar un trozo de “La Gioconda”.

Caminando lento y ensimismado en mis pensamientos no puse demasiada atención a lo que sucedía a mí alrededor. Había niños jugando alegremente por todas partes, alguna que otra señora a la puerta de su casa simplemente husmeando a aquel grupo de turistas y de tanto en tanto al pasar por alguna puerta entreabierta salía un viejo, por lo general desdentado, que decía discretamente: “Lucifer”.

La primera vez que oí aquella increpación pensé que el autor estaba completamente loco, ‘pobre hombre’ dije para mí.

A la puerta siguiente, lo mismo, otro viejo diferente, la discreción en el habla y de nuevo: “Lucifer”.

O había demasiados locos en el barrio o comenzaba a no comprender nada.

Al tercer viejo, lo mismo. Esta vez pensé que podría estar en un barrio donde la “santería” típica del país debía de hacer furor. En Brasil en el año 1978 había asistido a una “Macumba” y en ese sentido ya nada me extrañaba, podría decirse que estaba "vacunado".

Cuando estaba en estos pensamientos por detrás de mi se acercó Marcus, uno de mis colegas en aquel viaje que, a pesar de ser belga, hablaba un casi perfecto español y que practicaba siempre que tenía oportunidad. Se acercó a mí, como digo, y me preguntó: “Qué quieren decir con “Lucifer”?

Ahora la intriga aumentó. Marcus, así como su mujer que también hablaba “españolo”, eran muy comunicativos y cada vez que tenían una duda me preguntaban, algo que me agradaba.

- ¿Qué quieren decir con “Lucifer”?

- Excelente pregunta y yo sin respuesta. ¡Me pillaron!

Lo único que pude decir fue que no lo sabía pero que se quedase a mi lado y veríamos, si el episodio se reproducía, si entre los dos éramos capaces de solucionar el enigma.

A partir de ese instante los sensores atentivos se multiplicaron por mil.

El cuarto viejo nos dijo lo mismo: “Lucifer”

El quinto repitió: “Lucifer”

Pero al sexto, el acento de su pronunciación fue un poco diferente y atrapé el asunto.

No se trataba de “Lucifer”, simplemente era una frase en inglés macarrónico:

-“LOOK IT SIR”

Dentro de cada casa había una pequeña tienda de artesanía y lo único que pretendían era sacar unos cuantos pesos convertibles extras.

He llegado a llorar de risa en solitario pensando en el asunto, los que me hayan visto habrán pensado que –yo si que estaba loco- .