lunes, 26 de noviembre de 2007

Políglota o polidiota


El hablar varias lenguas es una ventaja de unos pocos, y esos pocos afortunadamente cada vez son más.
Lo que nadie cuenta son las penurias, alegrías y bromas que se pasan antes de llegar a medio dominar una lengua diferente. He dicho medio porque otra cosa sería dominar, y en ese caso supondría conocer también la cultura del otro país, diferente a la nuestra.
Guille me decía que en un trabajo en París, donde nadie hablaba otra lengua correctamente que el francés, uno de los directores le dijo, a ella que habla cuatro lenguas casi perfectamente, que ¿como la habían contratado si en esa empresa se requerían como mínimo cinco lenguas?
Ella con gran aplomo, una sonrisa en los labios y no falta de personalidad respondió:
"Para que me contrataran me inventé que también hablaba italiano".
Sin duda se trataba de una fina broma a una recién llegada que no trataba otra cosa que expresar su admiración hacia una persona con 25 años que hablaba y escribía español, alemán, francés e inglés correctamente, lo que el susodicho no sabia era que, realmente, también era capaz de defenderse en italiano y portugués si el momento lo requería y que de su estancia en Rusia le quedó algo de ruso y de su estancia en la frontera con Polonia algo quedó del polaco.
(Aquí es el momento en el que como padre de "la bestia" se me cae la baba)

Otro caso diferente fue el mio. Como parte de la generación que se educó en la escuela franquista aprendí un poco de francés como "maría"¹, y eso fue todo.
A partir de los 40, por necesidades imperativas del trabajo, comencé a estudiar francés e inglés. Hablaba un poco de italiano de mis peleas en las formaciones técnicas que recibí en Italia y me defendía suficientemente en portugués después de las torturas a las que me sometieron mis compañeros brasileños, alguno de ellos muy inteligentes, durante el tiempo en que trabajamos codo a codo.

Las torturas fueron diferentes en los diferentes idiomas.

En portugués mis amigos, a reclamo de mi ignorancia, me hacían decir cosas que no se correspondían con la realidad ( pica por pinheiro) Lo pasaron/mos de miedo con este tipo de diversión siempre a nuestra costa.
Había que trabajar y en ningún momento tuvimos tiempo de ir a una academia para estudiar ésta lengua.

En italiano recuerdo que ante el estupor de un camarero, que tenia pocas luces y menos imaginación, en una ocasión me empeñé en comer "presunto"en un restaurante.
El "presunto" no existía, era una palabra portuguesa, en realidad quería "prosciutto".
Todo esto para pedir jamón.

En inglés, prefiero ni recordar, fueron y siguen siendo tantas…….

En francés fue la más divertida creo yo.
Estaba en un crucero y en la cena de gala, ante el estupor de los comensales, dije:
"il fait longtemps que je ne pisse pas sur un bateau".

En realidad quería decir que hacía mucho tiempo que no ponía los pies en un barco (había sido marino durante tres años), lo que en realidad dije era que hacía mucho tiempo que no meaba en un barco.
Nadie dijo nada, todos quedaron como petrificados encorsetados en sus lujosos atuendos, después….más tranquilamente reímos mi ocurrencia.

Hoy, cuando alguien me pregunta la manera de entrar en ambiente cuando van de vacaciones a España, siempre les digo lo mismo, a saber:

Hay dos maneras diferentes:

1- Aprender el idioma, la cultura, ir a los toros, hacerse del Real Madrid o de Barça, comer tapas e ir de copas con los nativos…

2- Entrar en cualquier bar y gritar:
¡Una ronda para todos, YO PAGO!,
sobre todo no olvidar lo escrito en mayúsculas.

Con la primera manera, la incorporación será lenta y hasta tediosa al no comprender, cosas tan sencillas para nosotros, como martirizar a un pobre toro hasta darle muerte y después comérnoslo en filetes, guisar su rabo o cualquier otra lindeza culinaria.
También será difícil de comprender la mezcla de politiquilla en el mundo del deporte llamado fútbol, pero
NOSOTROS SOMOS ASÍ.

Con la segunda manera la integración será rapidísima y después.....

"si te he visto…no me acuerdo".

Este tipo de integración requerirá que se hagan visitas frecuentemente al mismo bar hasta adquirir la categoría de:

"el gil del giri que viene a pagarnos el aperitivo todos los días".

Así hemos sido todos alguna vez.

Nadie ha tenido piedad de nosotros o de nuestros errores lingüístico en ningún país.

Los belgas, en mi primer viaje a Bruselas, me hicieron pagar dos billetes de tren, viendo que estaba solo, por simplemente una cuestión de pronunciación y utilización gramatical defectuosa.
(No es lo mismo de que deux).

Admiro y respeto a los que tienen facilidad para los idiomas pero no les envidio, sin duda alguna se lo han trabajado.


NB¹ -"maria"- dícese de la materia a la que no se le da demasiada importancia y normalmente se aprobaba sin tocar un libro (solían ser: Gimnasia, educación política, educación religiosa...)

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